
El modelo de Lewis sobre dimensiones del comportamiento
Para abordar los grandes dilemas al analizar el perfil cultural de una persona y decidir dónde encajarla en una organización.
Me dedico a la planificación estratégica, me gusta la política y creo que la creatividad es la mejor manera de marcar la diferencia.
En estos años tuve la oportunidad de trabajar con gente muy talentosa, construir equipos, fundar empresas y participar de proyectos increíbles; pero sobre todo me di el gusto de aprender, crecer y disfrutar mucho en el camino.
Empieza con un trampero canadiense en la frontera con Estados Unidos y termina con un hacker inquieto en una distopía virtual. Incluye viajes espaciales, palomas asesinas y fraudes electorales; nos muestra el trabajo de estafadores astutos, magos mancos y robots ajedrecistas; y nos va a hacer viajar desde terremotos en California hasta tormentas en Buenos Aires y guerras en Corea. Y también habla de la forma en que hacemos nuestras compras, interactuamos con nuestros conocidos y votamos a nuestros representantes.
Aunque suene extraño —y quizás un poco inquietante—, los avances científicos y tecnológicos de los últimos cien años han modificado enormemente la forma en que habitamos el mundo. Tenemos más información que nunca en la historia, y entre la neurociencia, la economía, la psicología, los datos y la comunicación hemos construido modelos que permiten comprender, predecir e influir sobre algunos aspectos del comportamiento humano. Para bien… o para mal.
Para abordar los grandes dilemas al analizar el perfil cultural de una persona y decidir dónde encajarla en una organización.
A medida que la polarización se convierte en un problema más grave, aumenta el valor de aprender sobre modelos transculturales.
Warren Buffett ha utilizado esta teoría para centrar a los inversores en operar únicamente en las áreas que conocen mejor.
Los mapas de la realidad no son la realidad. Incluso los mejores mapas son imperfectos, porque son reducciones de lo que representan.
Las redes neuronales pueden mejorar si tienen en cuenta que prácticamente todo el pensamiento humano se rige por analogías y metáforas.
El discurso de odio en Argentina excede la polarización (‘grieta’) y va mucho más allá de lo político partidario.